domingo, 18 de julio de 2010

Trastorno Negativista Desafiante (TOD)

Trastorno Negativista Desafiante (TOD)

El Trastorno Negativista Desafiante se describe como un patrón recurrente de conductas no cooperativas, desafiantes, negativas, irritables y hostiles hacia los padres, compañeros, maestros y otras figuras de autoridad.

Este trastorno puede aparecer desde los 3 años de edad, aunque suele iniciarse a los 8 años de edad y normalmente no después de la adolescencia.
Antes de la pubertad es más común en hombres que en mujeres, aunque la distribución por sexos se iguala más adelante.
Este trastorno afecta aproximadamente de 2 a 16 niños y adolescentes de cada cien y es más frecuente entre los jóvenes de familias de un estado socioeconómico bajo.
SINTOMAS Y DIGNOSTICO
La mayoría de los síntomas observados en niños y adolescentes con este trastorno también se observa a veces en niños y adolescentes que no lo padecen, especialmente alrededor de los 2 ó 3 años de edad o durante la adolescencia. Muchos jóvenes, principalmente cuando están cansados, con hambre o disgustados, tienden a desobedecer, discutir con sus padres y desafiar su autoridad. Sin embargo, en los niños y adolescentes que padecen el Trastorno de Conducta Oposicionista y Desafiante, estos síntomas se presentan en forma más frecuente, sistematicamente e interfieren con el aprendizaje, la adaptación en la escuela y, algunas veces, con las relaciones personales del adolescente.
El trastorno parece molestar más a las personas que rodean que al propio niño o adolescente que lo presenta. Los jóvenes suelen carecer de amigos y perciben las relaciones humanas como insatisfactorias.
A pesar de tener un nivel de inteligencia adecuado, su rendimiento académico es bajo, ya que se niegan a participar, se resisten ante las demandas externas e insisten en solucionar sus problemas sin la ayuda de los demás.
Como consecuencias secundarias a estas dificultades suelen tener una baja autoestima, escasa tolerancia a la frustración, ánimo deprimido y accesos de cólera.
Los adolescentes pueden beber alcohol o utilizar sustancias ilegales. Con frecuencia este trastorno evoluciona hacia un Trastorno de Conducta.
A. Para diagnosticar el Trastorno Negativista Desafiante se deben tomar en cuenta los siguientes criterios, los cuales deben tener una duración de por lo menos 6 meses, y por lo menos presentarse cuatro (o más) de los siguientes comportamientos:

A Se encolerizan y hacen rabietas frecuentes
A Discuten excesivamente con los adultos
A Desafían activamente a los adultos o rehúsan cumplir sus demandas
A Conductas dirigidas a molestar, enojar a los demás.
A A menudo culpan a otras personas por su mala conducta o errores
A Son fácilmente molestados por otros
A A menudo son coléricos y resentidos
A Presenta actitudes rencorosas y vengativas
B. El Trastorno provoca deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral.
CAUSAS:
Aún se desconoce la causa exacta de este trastorno, pero existen dos teorías principales para explicarlo:
1. Teoría del desarrollo: Sugiere que los problemas comienzan cuando el niño tiene entre uno y dos años y medio de edad. Los niños y adolescentes que lo desarrollan pueden experimentar dificultades para aprender a volverse autónomos y separarse de la persona principal a la cual se encuentran ligados emocionalmente, generalmente de la madre.
Las "actitudes negativas" características de este trastorno se consideran una continuación de las cuestiones normales del desarrollo que no se resolvieron de forma adecuada durante los primeros años de vida.
2. Teoría del aprendizaje: Plantea que las características negativas del trastorno son actitudes que los jóvenes aprenden de las técnicas negativas empleadas por los padres y figuras de autoridad, (castigos, gritos, golpes, ignorarlos, etc). Esto hace que ellos tengan conductas agresivas, groseras y rebeldes; ya que de esta forma logran la atención, el tiempo, la preocupación y la interacción que desean obtener de sus padres o de las figuras de autoridad.
En el Trastorno Negativista Desafiante no existen patrones familiares distintivos, pero se ha encontrado que muchos de los padres de niños con este trastorno están interesados de manera exagerada por el poder, el control y la autonomía. En algunas familias se ha observado hermanos obstinados, madres deprimidas y controladoras y padres pasivo-agresivos. En algunos casos los chicos con este trastorno fueron niños no deseados.

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